domingo, 13 de febrero de 2011

La Seguidilla Manchega

Desde siempre, el baile ha sido uno de los símbolos representativos de la cultura de los pueblos. A través de él, se han expresado sus costumbres, sus sentimientos religiosos o sus pasiones. Podemos decir que la seguidilla es la poesía que acompaña a la danza. Sus temas son variados: el amor, la alegría, los celos...


El folklore manchego, concuerda con la sencillez de sus pueblos. Se caracteriza por su claridad y por su elegancia. El origen de la seguidilla se remonta al Siglo XV. También es llamado este baile como el "bien parao" pues es la forma de cierre que adopta la pareja de baile al finalizar cada copla.


Su ritmo es rápido, de mucha viveza, y tiene tres tercios con nueve coplillas. Cada uno de estos tercios contiene tres pases de ocho compases, seguidos de música y otros cuatro o cinco de toque de guitarras o bandurrias.

Para iniciar el baile, el chico se pone frente a la chica, con las manos en las caderas, mientras que la chica tiene su mano derecha en la cadera, y con la izquierda, sujeta sus castañuelas, con las que va marcando los movimientos. 


Desde La Mancha se extendió la seguidilla al resto de España, transformándose ésta, según la zona, en sevillanas, fandango, o inculso otras adaptaciones de la seguidilla. Pero sin duda alguna, las seguidillas que mas han transcendido, han sido nuestras manchegas.


La seguidilla es una composición musical española de compás ternario.  Su uso se hizo muy popular en la época de Cervantes y se incluye en la mayoría de obras de teatro español del siglo XVIII. Dentro de La Mancha, el baile de las seguidillas tiene diferentes variantes o diferentes formas de expresión.

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