Una de las tradiciones artesanales por lo que también es conocido Almagro, es por sus famosos encajes de bolillos. El origen viene de Los Fúcares, quienes dirigieron esta explotación desde la ciudad de Almagro y se piensa que con ellos vinieron los encajes de bolillos. Tradicionalmente, el encaje era una tradición que se enseñaba de madres a hijas. Son típicos los encuentros de encajeras en esta localidad.
Este trabajo, es una complicada técnica que consiste en entretejer hilos que inicialmente están enrollados en unas bobinas llamadas bolillos. A medida que progresa el trabajo, el tejido se sujeta mediante alfileres que están clavados en una almohadilla, llamada "mundillo". El lugar de los alfileres normalmente viene determinado por un patrón de agujeritos en la almohadilla. Este trabajo se puede realizar con hilos finos o gruesos. Antiguamente, se hacía con seda, lana o lino y posteriormente se incorporó el algodón.
En el encaje de Almagro, hay que destacar dos nombres propios, el de Manuel Fernández y su mujer, Rita Lambert, que en 1766, canalizaron la producción de los encajes de la zona, y crearon nuevos diseños y muestras de encaje a las mujeres que los seguían realizando en sus casas.
Más tarde, en 1796 se traslada a Almagro Juan Bautista Torres, un catalán que introduce en la zona la realización de blondas para mantillas. Fueron estas blondas las que dieron fama a los encajes de bolillos de Almagro, pues las que se hacían en Cataluña, normalmente eran exportadas al extranjero, quedando así las de Almagro para el consumo nacional.
También se crea una mantilla típicamente almagreña hecha sólo con seda recorcida y utilizando decoraciones de arcos apuntados y rosetones que recuerdan la arquitectura gótica. Esto, es cuanto menos, llamativo pues no es el gótico un estilo artístico que tuviese gran desarrollo en esta zona.
Antiguamente, los encajes eran de tipo "guipur" con formas de hojas lanceoladas, combinadas en forma de cinta serpeante, o figuras geométricas. Con el paso de los años fueron desapareciendo las hojas de guipur y quedaron las formas dibujadas a punto de lienzo (sobre tela, tejido o trapo)
Son numerosos los artesanos que tienen sus comercios dedicados al negocio del encaje que existen a día de hoy en la localidad almagreña, especialmente situados en los alrededores de la Plaza Mayor.
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