Uno de los rincones con más encanto de la Ciudad Imperial, es la plaza de Santo Domingo el Real. Ubicada en la zona conventual y rodeada por los famosos cobertizos, es el corazón del Toledo romántico...
En esta plaza encontramos una de las joyas ocultas de Toledo: el convento de Santo Domingo el Real, fundado por doña Inés García Suárez de Meneses en 1364. Se apellida "el Real" por estar enterrados en el mismo los hijos del monarca Pedro I de Castilla. Este precioso convento pertenece a las dominicas y de él, podemos destacar el pórtico, del siglo XVI y su retablo barroco del siglo XVIII.
Otro de los tesoros de este templo es la imagen del Cristo Redentor, que representa a Jesús Nazareno en una de sus caídas camino del Calvario. Protagoniza una de las procesiones más llamativas de la Semana Santa de Toledo la noche del Miércoles Santo, cuando abandona los muros de Santo Domingo para recorrer las calles y cobertizos de la ciudad entre salmos y misereres
Cristo Redentor
Rostro del Cristo Redentor
Y si por algo es conocida esta bella plaza conventual, es por su estrecha relación con el poeta y escritor Gustavo Adolfo Bécquer (del que hablaremos más adelante en la sección Ilustres Vecinos) ya que entre sus edificios, situó la acción de la 2ª y 3ª parte de su leyenda "Tres fechas"
Una tarde, la última que por entonces debía permanecer en Toledo, después de una de estas largas excursiones a través de lo desconocido, no sabré decir siquiera por qué calles llegué hasta una plaza grande, desierta, olvidada al parecer aun de los mismos moradores de la población, y como escondida en uno de sus más apartados rincones...
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