domingo, 5 de junio de 2011

Calatrava la Vieja


Pasando la localidad de Carrión de Calatrava, existe la que fue la más importante ciudad de al- Ándulus en el valle del Guadiana. Se trata de Calatrava la Vieja, lugar de paso obligado en el camino de Córdoba a Toledo. Fue una de las primeras posesiones de la Órden del Temple en el Reino de Castilla, y también fue dónde se originó y tuvo su primera sede la Órden de Calatrava, en 1158.


Se cree que comenzó su construcción en el S. VIII. Entre el año 853 y 1157, tuvo su mayor esplendor, siendo capital de una amplia región. Alfonso VII tomó el poder sobre ella en el año 1147, pasando así a ser una de las principales plazas cristianas frente a los musulmanes. Es el asentamiento de origen islámico de mayor relevancia en España.


Cuenta con 44 torres rodeadas por un foso de la época árabe, el cual se nutre de las aguas del río Guadiana. Se conservan restos hidráulicos de gran complejidad tecnológica para la época, como las cuatro corachas, que elevaban el agua desde el foso a la ciudad para abastecerla. Parte de ese agua se desviaba hacia la torre pentagonal, por la que salía a alta presión a través de un sistema de cañerías, de nuevo al foso. Este era un sistema defensivo hidráulico sin igual en la fecha. De época templaria quedan restos de una iglesia inacabada, así como de dependencias y de la iglesia calatrava posterior.


En 1158 se inició la construcción de ésta segunda iglesia, sobre los restos de la primera. Se cambió la orientación, construyéndola en paralelo a la muralla. Consta de una sola nave, y el ábside es en forma de herradura, ligeramente ladeada, en conmemoración a la inclinación de la cabeza de Cristo en la cruz. El altar se dispuso en alto sobre una cripta tras acoger los cuerpos de los mártires calatravos de la batalla de Alarcos. En las paredes, se pueden apreciar los grafitos realizados por devotos del S. XVI.  En el S. XVII se rompió la muralla medieval y se abrió una puerta en el lado sur de la nave, con el fin de permitir una entrada más facil a la ermita llamada entonces de Santa María la Blanca. 


Gran parte de la muralla, la cual data de época omeya, aún se encuentra cubierta por escombros, pues actualmente se están llevando a cabo trabajos de restauración y rehabilitación. La ciudad estaba aislada por el foso seco que la rodeaba. En la puerta principal del lado sur se pueden observar los restos de un puente que lo cruzaba. El cerro está dividido en dos zonas, separadas entre sí por una muralla de grandes proporciones: el alcázar, al este, y la  medina que ocupa el resto de la superficie. Al exterior de la muralla se extendían los arrabales.


En el extremo oriental de la ciudad, se encuentra el Alcázar,  junto a la entrada de aguas al foso desde el río. Es de planta triangular y en torno a él se concentran los elementos defensivos más destacados de la plaza, no sólo porque estaba destinado a albergar los centros de poder, sino también porque las defensas naturales de este sector del cerro son de escasa entidad


En el Alcázar se pueden distinguir diferentes etapas:
 - Anteriores a 853: los restos del antiguo muro de cierre occidental, formado por la propia puerta, todavía oculta, y por diversas torres incluidas en él de muy diversa construcción: adobe, ladrillo, tapiales de tierra y mampostería...


- Las pertenecientes a la reconstrucción de Muhammad I (posteriores al 854) Aquí destacan las grandes torres de entrada, que forran a las primitivas, el gran arco triunfal que antecede a la antigua puerta, y los paramentos oeste y sureste. A esta etapa se atribuye también la construcción de la torre albarrana primitiva y las torres pentagonales en proa, que, junto con la coracha vecina, forman parte de un sistema defensivo hidráulico.

 - Las islámicas de cronología imprecisa: el aljibe exento, por delante de la puerta, y la gran sala con varios arcos de herradura de gran tamaño, que podría corresponderse con el vestíbulo de un baño.

-  El inconcluso ábside templario (1147-1158), de planta dodecagonal.

- Sobre restos más antiguos, la iglesia y las dependencias de la Encomienda de Calatrava (siglos XIII y XIV) ocupan la mayor parte del área del alcázar. En estos dos siglos se realizaron continuas obras, reformas y aprovechamientos de los espacios. Destacan los restos de una herrería y las dependencias abovedadas junto a la iglesia.

En Calatrava la Vieja encontramos una Torre Albarrana, exterior al resto del recinto, que deja paso entre la base y la muralla, uniéndose a ésta por una pasarela . También vemos otras dos torres de estilo pentagonal, situadas en el extremo oriental del Alcázar.


Son bastantes las estructuras que se conservan de la época andalusí en el interior del Alcázar. Se disponen en torno a un patio central. Al norte encontramos dos amplias habitaciones, situadas a ambos lados de un zaguán, por el que, tras pasar por una puerta en recodo, se podía bajar hacia el río. Al oeste había una gran sala de audiencias, del S. XI, aproximadamente, con seis grandes arcos en herradura. En su frente sur se abren dos grandes nichos, en el derecho se alojaba el situal del mandatario que otorgaba las audiencias, mientras que en el izquierdo se alberga una bañera de gran carga simbólica, que relaciona el ejercicio del poder con el dominio del agua, enlazando con primitivos ceremoniales Omeyas de oriente.


En frente de la puerta de esta sala se conservan los restos de dos hornos de cerámica de la época almohade. A día de hoy, se siguen descubriendo restos de este importante asentamiento, siendo uno de los más importantes parques arqueólogicos españoles.

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