Este castillo se encuentra en la provincia de Ciudad Real, concretamente en Bolaños de Calatrava, y fue construído entre los siglos XII y XIII. Su nombre proviene de la madre de Fernando III el Santo, llamada Doña Berenguela, la cual donó el castillo a la Orden de Calatrava, siendo sede de ésta, teniendo cómo función la defensa de la Villa de los ataques musulmanes. Hasta 1544 permaneció en manos de la Orden, después sería abandonado.
Es de planta rectangular, y antiguamente estaba rodeado por un foso, ya desaparecido, y una muralla. Tiene dos torres: la del Homenaje y la Torre Prieta, y sus muros están rematados por almenas. La torre del Homenaje, tiene cinco pisos, siendo la parte inferior la mazmorra. La torre Prieta tiene tres pisos, es de forma rectangular, sin almenado, y es mayor que la del Homenaje.
Cuenta la leyenda, que el castillo se comunicaba por pasadizos con el convento de los Dominicos de Almagro hacia el oeste, y con el del Pardillo hacia el éste. Estos pasadizos ayudarían a escapar del castillo en caso de asedio. En los años 40, un grupo de estudiantes encontraron un pasadizo desde el "pozo de la nieve" y recorrieron varios metros en dirección al castillo.
Pero sin duda, la leyenda de más peso es la que se cuenta sobre la reina Doña Berenguela, pues parece ser que en uno de sus aposentos dio a luz a su primogénito, Fernando III El Santo, por lo que en una de sus paredes se conserva la que parece ser la huella ensangrentada de su mano.
En el patio de armas del castillo, aún se pueden apreciar algunos restos de elementos que lo compusieron. Frente a las torres se ven unos pequeños salientes a modo de machones. Se debe destacar también la gran cantidad de huecos que se distinguen en las murallas del patio, tal vez éste fuera más pequeño, y había allí dependencias propias de la fortaleza.
Una de las características del castillo es su escudo, en el que pueden apreciarse dos partes bien diferenciadas, que son un castillo de oro, en el que aparece representada la vecindad, y una espada que atraviesa el pan, que representa el impuesto que se pagaba a la orden de la que dependía su defensa.
Este castillo fue magnificamente restaurado por la Diputación Provincial de Ciudad Real. En las excavaciones que se realizaron para su restauración se descubrieron elementos árabes.
Sin duda, es otra de las joyas manchegas de obligada visita. Es de acceso libre, y para visitar su interior hay que solicitar las llaves del mismo.
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